La Columna Por Gerardo García
Pues aunque uno no quisiera, es así. Cuando de culpar se trata, generalizar ayuda, a la hora de buscar culpables, algunos responsables aprovechan y se ocultan. Historias manchadas, sin mayor razón que no fuese la maledicencia. Pero pues así es esto.
Y la vida como una rueda de la fortuna.
Es una realidad. Quintana Roo ha sido el semillero de tantos personajes, que han hecho del turismo su especialidad, y de su trabajo un éxito. En distintas disciplinas y diversos ámbitos, de los destinos del Caribe mexicano, han surgido un buen número de los que hoy son los principales actores, en la industria turística de México. Igual en la iniciativa privada, que en el gobierno. Historias tantas que hay que reconocer, empresarios que se hicieron en la infantería de los hoteles, personajes que aprendieron del sector en la iniciativa privada, y de ahí salieron a cambiar la perspectiva en las oficinas públicas, dedicadas al sector. Nombres tantos: desde Alejandro Zozaya, Julián Balbuena, Eduardo Albor o los hermanos Orozco, y tantos más, hasta nombres como los de Darío Flota o Jesús Almaguer, ellos dos, que han tenido tanto que ver en esta historia de éxito, que es hoy el Caribe mexicano.
Es una realidad: en el sexenio de Roberto Borge, se cometieron actos desde el gobierno, que hoy tienen en prisión no sólo al ex mandatario, y a dos de sus ex colaboradores, sino indagatorias e imputaciones abiertas, en contra de al menos 16 ex funcionarios en esa administración. Las historias y las denuncias están ahí, abiertas. En el caso del gabinete turístico, en ese sexenio, las cosas habrán de clarificarse con los hechos reales. No con suposiciones, y menos con imputaciones verbales, que nacen más de la mezquindad que de otra cosa.
La operación de los fideicomisos de promoción (la OVC que dirigía Almaguer y el FPTRM que sigue manejando Flota), sufrió de las acciones de gobierno. Está documentado que el endeudamiento, que casi las hace desaparecer se dio, porque los recursos que tenían etiquetados para que funcionaran, no llegaron a éstos. No hay ninguna denuncia sobre malos manejos, o corrupción en estas oficinas. Sí, y eso es un hecho, las exprimieron desde la Secretaría de Finanzas, y les negaron siempre los fondos, que requerían para pagar a sus proveedores. Ambas oficinas, es un hecho, subsistieron gracias a las relaciones que sus directores consolidaron por décadas, con los principales actores de la industria en el mundo. Sólo por ello, la promoción internacional del Caribe mexicano no se paralizó.
Jesús Almaguer, es uno de los profesionales del turismo más reconocidos. Los principales operadores y mayoristas internacionales, le reconocen como uno de los turisteros que más conocen del mercado, y siempre ha tenido la confianza de ellos. A su salida de la OVC, fue objeto de una campaña mediática, que quiso, sin que sucediera, involucrarlo con temas en los que nunca participó. Se le lanzaron acusaciones personales, incluso desde la dependencia que había dirigido, que buscaban enlodarlo. Una sórdida embestida, de quienes pensaron incluso que avanzarían en los peldaños de la escalera, utilizándolo a él como escalón. Hoy, de nuevo en la iniciativa privada, se encarga de lo que bien sabe hacer. Y comercializa con éxito el destino, para la cadena hotelera que siempre ha confiado en él.
Darío Flota, sufrió igual una campaña de desprestigio mediático. Se le intentó sacar de la carrera para dirigir el que algún día, quién sabe cuándo, será el Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, con denuncias sin sustento. Supo él responderlas y tuvo el apoyo, de quien lo colocó en la posición que, algún día, asumirá: el gobernador Carlos Joaquín.
Quise referirme a estas historias, para reiterar que es más fácil enlodar que construir. Que la mezquindad parece ser un activo, cuando no lo es. En efecto, hubo corrupción y muchos actos ilegales; pero no todos fueron cómplices. Hubo quienes nunca participaron de estos actos, y aun así se les ha rociado de estiércol con el ventilador.
Y eso no está bien.
Hay personas que transitaron en ese gobierno, sin que hoy tengan por qué ser señaladas. Hay historias diferentes y hay qué contarlas.