Sanar la familia con amor
Aunque se haya roto ya el esquema de la familia patriarcal desde los tiempos del feminismo, existen estas relaciones de apropiación en que el otro es propiedad.
Ya les he hablado en anteriores artículos de Claudio Naranjo, un doctor chileno dedicado a sus 85 años al desarrollo psicoespiritual, es un hombre maravilloso del que nunca falta tema importante que sea imprescindible compartir con todos ustedes.
Su vida la dedica a dos cosas: a escribir y a viajar por el mundo haciendo los programas y dando conferencias. También le ha interesado mucho crear conciencia de una visión de las cosas, una visión que tiene como idea central que lo que arde el mundo, que la raíz de todos los males del mundo, tanto colectivos como individuales, es la organización patriarcal de la sociedad.
Narra que él fue muy influenciado en su vida por un visionario chileno, al que llamaba un profeta, aunque él se llamaba a sí mismo poeta. Fue conocido en su vida y en su país, Chile, como escultor. Su nombre es Tótila Albert. Asegura que fue el primero en denunciar el patriarcado como el problema fundamental del mundo, ahora es una visión que ha estado tomando cierto prestigio a través de Riane Eisler con su libro “El cáliz y la espada” y otros.
Explica el sabio sudamericano que no es una visión que los académicos hayan aprobado unánimamente. No todos están de acuerdo en que el problema fundamental del mundo sea de estructura jerárquica patriarcal basada en el poder violento, el poder de la amenaza, el castigo. Y sin embargo el insiste en la necesidad de cambiar todo.
Escuchemos. «He desarrollado esa visión y específicamente ando dándole vueltas a la idea, exponiendo siempre nuevas variaciones sobre la idea de que es la mente patriarcal algo así como lo que podríamos llamar la gran bestia, el asunto más problemático del mundo. Una forma de mentalidad a través de la cual se reproduce el espíritu de la sociedad, de generación en generación, pero que es una estructura de la mente individual.»
Al ampliar su punto de vista, expresa: la esencia de esta visión es que nuestra mente tiene tres partes conectadas, lo que a veces se designa como tres cerebros. Uno de estos cerebros es el neocortex, cerebro intelectual o propiamente humano, y que es como el padre. Un cerebro normativo que manda sobre el resto de la personalidad. Otro cerebro, el cerebro medio, heredado de los mamíferos, es el cerebro amoroso, el relacional, podemos decir. Con el cual podemos sentir que el otro es como nosotros mismos. Un cerebro que desarrolla la maternidad, pero que en los humanos tenemos la posibilidad de llevar a ese amor universal que es propio de la santidad. Luego un cerebro que es como el niño interior o el animal interior. Es el cerebro reptiliano o instintivo.
Considera que tenemos la familia interior, no solo anatómicamente, sino como si fueran tres voces, tres personas que llevamos dentro de nuestra mente. Pero en la que domina mucho el padre sobre la madre, con su potencial amoroso y colaborativo, y por supuesto sobre el hijo que es el principio de espontaneidad.
Desde su perspectiva somos una especie auto domesticada en la que el patriarcado se ha intercalado, tenemos una orden represiva que empobrece mucho la vida humana y que hace que colectivamente no seamos una humanidad verdadera sino una humanidad en estado larval. Personas que no pueden realmente formar un macro sistema social que funcione como una especie de cerebro en otro nivel.
Su convicción es que necesitamos una educación que sea para dejar este estado larval y volvernos seres humanos completos. No es posible el ideal democrático sin seres completos. Se vende democracia de forma mentirosa, cuando realmente lo que tenemos es una democracia manipulada. Así que parte de lo que hago en mi vida es tratar de influir en la comunidad para tener una visión de lo que sería una sociedad sana, basada en individuos sanos y también para apoyar la idea de que el recurso para llegar a ellos sería una nueva forma de educación, una educación plena.
Recuerda que él tuvo una infancia autista. Cuando estaba en el colegio a eso de los 11 años de edad recuerdo cómo miraba a los niños de las clases inferiores y los veía más despiertos de lo que había estado yo. Tenía un sentido como si hubiera estado dormido durante la infancia. Toda mi vida ha sido una lenta recuperación de la conciencia.
Mi vida escolar, apunta, fue aburridísima y limitante. Una gran pérdida de tiempo. Yo estuve en un colegio interno a 20 minutos de mi casa porque al parecer mis padres no querían molestarse con la paternidad. Cuando ya no fui un interno, sino que mis padres decidieron que empezara a dormir en casa. Eso fue una fiesta, poder oír la radio, oír la música, tener amigos. Me enriqueció enormemente la vida. Comprendí cuan limitante había sido la infancia, como haber estado en una prisión.
La familia es un gran potencial humano. Yo me siento un poco “Confuciano” en esa propuesta de esta religión de Confucio, que es la que dominó la china clásica. Ponía lo que llamaba la piedad familiar sobre todas las cosas. Las relaciones justas del hijo con los padres.
Todas nuestras relaciones enfermas con el entorno, las relaciones con la autoridad derivan de una mala relación con el padre. Y todas nuestras relaciones amorosas, retorcidas, deficitarias, exigentes, orales diríamos analíticamente, todas esas derivan de una mala relación con la madre. Entonces es como si se perpetuara en el mundo una patología en la relación con los padres que no viene de los hijos.
Nacemos sanos, nacemos… como Rousseau decía “antes que la sociedad nos corrompiera, éramos animalitos traídos del paraíso”. Pero es como si por ser portadores los padres de la cultura patriarcal, fueran portadores de una plaga que viene perpetuando a través de las generaciones y que hiere profundamente a los hijos.
Todos los individuos, y sobre esto, hay investigaciones novedosas, son afectados por lo que se podría decir el trauma patriarcal, el sufrimiento por causa de la autoridad violenta de los padres en nombre de las supuestos normas sociales. Una autoridad que reprime en todos los seres humanos, que lo instintivo lo criminaliza. Entonces en principio la familia… creo que uno de los grandes temas que debería de investigar hoy en día la psicología social es la reparación de la familia o la transformación de la familia patriarcal en una familia sana.
Principalmente, me parece que en la familia “normal” o en la familia convencional no hay mucha relación verdadera o lo que Buber llamaba la relación yo, tú. No hay relación con un otro, tanto como la relación con un objeto, objeto de conocimiento, objeto de manipulación, un objeto de conveniencia, de cambio, de servicios, etc.