Niño educado con amor aprende a ser amoroso
Ya hace 65 años que partió María Montessori (1870-1952) una brillante y sensible mujer que en la educación puso como protagonista al niño.
María Montessori izo diez mandamientos que sin duda sirven como faro educativo y que los recomiendo a todos los padres de familia.
– Primero: Recuerda siempre que los niños aprenden de lo que les rodea. Sé su mejor modelo. Si criticas mucho a tu hijo, lo primero que aprenderá es a juzgar.
– Segundo: En cambio, si lo elogias con regularidad, él aprenderá a valorar. ¿Qué ocurre si le muestras hostilidad al niño? Él aprenderá a pelear.
– Tercero: Si se ridiculiza al niño de modo habitual, será una persona tímida. Ayuda a que tu hijo crezca sintiéndose seguro a cada instante, será entonces cuando aprenda a confiar en los demás.
– Cuarto: Si desprecias a tu hijo con frecuencia, se desarrollará un sentimiento muy negativo de culpa. Propicia que tu hijo vea que sus ideas y opiniones son siempre aceptadas, con ello conseguimos que se sientan bien ellos mismos.
– Quinto: Si el niño vive en una atmósfera donde se siente cuidado, integrado, amado y necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
– Sexto: No hables mal de tu niño/a, ni cuando esté cerca, ni cuando no lo esté. Concéntrate en que tu hijo está creciendo y desarrollándose de modo óptimo, valora siempre lo bueno del niño, de tal manera que no quede nunca lugar para lo malo.
– Séptimo: Escucha siempre a tu hijo y respóndele cuando él se acerque a ti con una pregunta o un comentario.
– Octavo: Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante.
– Noveno: Debes estar dispuesto/a ayudar a tu niño si busca algo, pero debes también estar dispuesto a permitir que encuentre las cosas por si solo.
– Décimo: Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Ofrécele lo mejor que hay en ti mismo/a. ‘Cuando un niño se siente seguro de sí mismo, deja entonces de buscar la aprobación de los adultos a cada paso’.
Esta pedagogía considera el juego como estrategia de aprendizaje. Los niños disfrutan aprendiendo en aulas con ambientes preparados y pensados para ellos, con amplios y luminosos espacios para su libre movilidad, mobiliario de su tamaño, materiales concretos a su alcance y personal con formación específica en este método a su cargo.
Según este método de enseñanza, los niños son protagonistas de su propio aprendizaje puesto que tienen libertad de movimiento por el aula y pueden elegir el material con el que desean trabajar en cada momento, así como el tiempo que desean trabajar con dicho material. Al no tener tiempo límite, se consigue que alcancen el grado máximo de perfeccionamiento de la tarea y que la hagan gustosamente porque de verdad les apetece hacerla.
Uno de los objetivos centrales de esta pedagogía es que los niños mantengan la conexión con su interior desde el reconocimiento de sus necesidades y deseos. Así el niño se sentirá libre de ser como es, sin ser juzgado, y sabrá tomar sus propias decisiones, fomentando su autoestima.
Con esta forma de educar, se favorece al máximo la autonomía de los niños, pero no se trata de una educación sin límites, sino que estos se basan en el respeto hacia los demás, con los materiales y con el espacio que les rodea, independientemente de las creencias religiosas que cada uno tenga.
María Montessori creía que cada niño debía tener oportunidad de poder desarrollar sus propias capacidades, por sí mismo y con los otros, para lograr ser un ser más humano, equilibrado e independiente.
En pos de ello, revolucionó los parámetros educativos existentes hasta ese momento, ideando nuevos materiales didácticos basados en el principio de autocorrección. Además, incorporó un concepto insospechado hasta la fecha, el estado físico del niño.
Nacida en una época en que a lo máximo que aspiraba una mujer era a ser maestra, María se armó de valor y estudió Ingeniería a los 14 años, luego Biología y por último fue aceptada en la Universidad de Roma, en la Escuela de Medicina. Y a pesar de que al principio su padre se opuso, se graduó en 1896 como la primera mujer médico en Italia.
Fue miembro de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Roma y años después estudió Antropología y obtuvo un doctorado en Filosofía, al tiempo que asistió a uno de los primeros cursos de psicología experimental. Contemporánea de Freud, desarrolló su propia clasificación de enfermedades mentales.
Pero la pedagoga fiel a sus ideales, se interesó por la educación de los niños con deficiencias mentales y aplicó métodos experimentales logrando que aprendieran a leer y escribir. En este periodo concibió sus propios métodos que aplicó más tarde a toda clase de niños.
Su idea era que al niño había que transmitirle el sentimiento de su capacidad de actuar sin depender constantemente del adulto, para que con el tiempo fuese curioso y creativo, y aprendiese a pensar por sí mismo. Montessori definió el perfil pedagógico por franjas de edad de la infancia y la juventud: desde el nacimiento hasta los seis años, de los 6 a los 12 años, de los 12 a los 18 y de los 18 a los 24.
A partir de su práctica profesional llegó a la conclusión de que los niños ‘se construyen a sí mismos’ tomando elementos del ambiente. Estableció la premisa de que ellos sean sus propios maestros y que para aprender necesitan libertad y multiplicidad de opciones entre las cuales escoger. Esta sería la inspiración de la pedagoga en todas sus batallas por reformar la metodología y la psicología de la educación.
Aunque el régimen de Mussolini ayudó a la fundación de la Real Escuela del Método Montessori y ella le apoyó inicialmente, luego acusó públicamente al fascismo de ’formar a la juventud según sus moldes brutales’ y de convertirlos en ‘pequeños soldados’.
Si eliges este tipo de educación para tu hijo, considera que es muy importante que la escuela se caracterice por implementar su propia filosofía educativa. De esta forma, el alumno avanzará por un camino docente controlado y progresivo en busca de objetivos precisos.
El vínculo entre la enseñanza y la naturaleza está considerado por los especialistas como un factor de enorme importancia en el desarrollo intelectual y emocional del alumno.