Da la cara por su hija adicta a las cirugías
MADRID
Agencias Quequi
Aunque la salud de Olivia Newton-John es frágil por su problema en la ciática, la británica de 68 años también pasa por un momento familiar delicado ante la nueva y peligrosa adicción de su hija Chloe Lattanzi, fruto de su matrimonio de 11 años con el actor Matt Lattanzi y además bisnieta del físico Max Born, galardonado con el Premio Nobel.
A la anorexia, su afición desmesurada por las drogas y su enganche a las operaciones de estética, la joven de 31 años sumaría un cuelgue más: bebidas energéticas en su búsqueda por transformar su cuerpo.
«Justo cuando Olivia piensa que ella (Chloe) está en la recta final de su recuperación, ella comienza con este consumo. Esto está aumentando el estrés sobre sus problemas de salud», advirtió un informante cercano a la familia.
Nacida en 1986, esta cantante y actriz ha intentado seguir los pasos de su famosa madre, pero ni la suerte ni la industria le ha acompañado con su único álbum en el mercado, No Pain, lanzado el pasado año, ni en sus siete apariciones como intérprete, la última en Dead 7, el western zombie escrito y protagonizado por el cantante del grupo Backstreet Boys, Nick Carter.
Sin poderse mover
La situación médica de Olivia Newton-John preocupa sobremanera a su entorno. Según publican medios australianos, la ciática que la ha obligado a cancelar su gira le impediría andar o levantarse de la cama y sus familiares más cercanos se muestran inquietos por los fuertes dolores que la mantienen en estos momentos fuera de cualquier actividad.
«Verla incapaz de caminar o de levantarse de la cama por el severo dolor es increíblemente llamativo», dijo una fuente cercana a la protagonista de la clásica película musical de 1978, Grease (Vaselina).