Habla por primera vez de su divorcio
LOS ÁNGELES
Agencias Quequi
La increíble imagen pública que Brad Pitt y Angelina Jolie habían construido durante sus más de 15 años de relación se cayó de la noche a la mañana en septiembre pasado tras salir a la luz el supuesto altercado que el actor había protagonizado a bordo de un avión privado con su hijo mayor, Maddox, y que acabó siendo puesto en conocimiento de los Servicios de Protección al Menor mediante una denuncia anónima. Apenas cinco días después de filtrarse dicha información, la actriz solicitó el divorcio, a lo que siguieron varios meses de pesadilla para la familia Jolie-Pitt marcados por una investigación de los servicios sociales y otra del FBI, que finalmente se cerró sin que se presentaran cargos contra él.
Ahora, tras recuperar una precaria pero ansiada tranquilidad en su día a día, Brad Pitt habla por primera vez acerca de sus problemas legales, pero de manera ambigua y sin dar detalles sobre el misterioso incidente que tuvo lugar durante ese desplazamiento en jet privado.
«Estaba arrinconado y atado de pies y manos por el sistema cuando involucraron a los servicios sociales. Tras eso, hemos sido capaces de trabajar juntos para resolverlo todo. Los dos nos hemos esforzado al máximo», explica el intérprete en una entrevista a GQ Style en la que dedica además un breve halago a su exesposa.
«Tengo suerte de contar con una compañera que opina igual que yo. Resulta muy, muy, muy duro para los niños, que de pronto su familia se rompa», reconoce Brad Pitt.
A pesar de la apariencia de cordialidad y normalidad en el ámbito doméstico que la estrella de Hollywood trata de pintar a lo largo de la entrevista, asegurando que su prioridad y la de su ex es el bienestar de sus hijos, también reconoce que aún no se ha acostumbrado a la soltería y, sobre todo, a no convivir bajo el mismo techo que sus seis hijos.
«He empezado a ir a terapia. Me encanta, me encanta. Acudí a dos terapeutas distintos hasta que encontré al adecuado», revela el ex de Angelina Jolie, que abandonó temporalmente la mansión familiar de Los Ángeles después de su separación al no ser capaz de acostumbrarse al silencio que reinaba en ella.
«Esta casa siempre había sido muy caótica, una verdadera locura, se escuchaban voces y golpes todo el tiempo. Y de pronto, como puedes ver, hay días como este, en los que parece tan… solemne», se sincera.
Sobre el sinfín de rumores a los que dio pie su proceso de divorcio, el actor prefiere no pronunciarse al respecto más que para restarles importancia, apuntando que, como era de esperar, en su mayoría se trataron de invenciones: «Muy poco de todo lo que se publica era exacto, y trato de evitarlo de todas formas. Lo ignoro. Para mí siempre ha sido una carrera de fondo. Mientras siga expuesto [al público], espero que mis intenciones y mi trabajo hablen por sí mismos».