Arman motín por el control de la cárcel
CANCÚN
Por Juan Manuel Trinidad > Quequi
Más de 300 reos protagonizaron ayer un motín masivo en la Cárcel de Cancún, lo que generó pánico en la zona, al sucederse los disparos y ráfagas por parte de los cuerpos policiacos que se movilizaron al lugar. El saldo de este enfrentamiento fue un recluso muerto, tres lesionados de gravedad y decenas con golpes leves, los que fueron atendidos en el lugar por la Cruz Roja.
Una nueva disputa por el control de este hacinado penal, uno de los peor calificados a nivel nacional en materia de derechos humanos, propició el enorme brote de violencia entre los encarcelados, quienes se enfrascaron en una batalla campal a golpe limpio y a rocazos.
El motín, en las áreas “A” y “C” del penal, hizo que se activara el “Código Rojo” de las fuerzas de seguridad, que a eso de las 14:00 horas se movilizaron al penal, ubicado cerca de la confluencia entre las avenidas López Portillo y Nichupté.
Policías de los tres niveles de gobierno ingresaron al penal para apoyar a los custodios y en cuestión de minutos se escuchaban gritos, pedradas y disparos de armas de fuego, hasta por ráfagas, los que eran audibles desde varias cuadras a la redonda.
Uniformados antimotines también ingresaron al lugar para controlar la situación, mientras otros se apostaban en el techo y desde allí descargaban sus armas de fuego. En tanto, agentes de la Policía Federal y la Marina cubrieron el área perimetral, en caso de alguna posible fuga.
Las calles aledañas fueron cerradas a la circulación y toda la zona quedó desierta, pues los aterrados vecinos decidieron encerrarse “a piedra y lodo”, pues, como narraron después, lo primero que se les vino a la mente era que se trataba de algún rescate o una fuga masiva.
Treinta largos minutos duró la reyerta, en los que patrullas continuaban llegando, además de ambulancias de la Cruz Roja, cuyos paramédicos se abocaron a la atención de los heridos. El súbito arribo de un vehículo del Servicio Médico Forense fue una inequívoca señal de que ya había sucedido lo peor: alguien había perdido la vida.
Esto fue confirmado 15 minutos después de que se controlara la situación, por parte del director del penal, Fermín Burgos, quien informó que reos de las áreas “A” y “C” se enfrentaron a pedradas por control territorial. También confirmó que los policías habían efectuado disparos para dispersar a los rijosos, sin herir a ninguno.
En su media hora de duración, la “batalla” había dejado como saldo a cuatro lesionados de gravedad, los que fueron trasladados a hospitales.
Sin embargo, uno de ellos, Eric Aarón M. L., internado por robo, falleció al ingresar a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada en la Región 510.
Cabe señalar que al penal arribaron familiares de los reclusos, quienes, sumamente nerviosos, empezaron a preguntar los nombres de los lesionados.
Este fuerte enfrentamiento ocurre un día después de un operativo que terminó en el decomiso de drogas, armas punzocortantes y teléfonos celulares.
Tres semanas antes, dos custodios fueron detenidos, al ser sorprendidos introduciendo marihuana al interior de la cárcel. Pese a la gravedad del caso, fueron liberados por la autoridad, en lo que avanzan las investigaciones. En total, hay cuatro casos generados en el penal que son investigados por la Fiscalía, entre el tráfico de drogas o lesiones.
INSOSTENIBLE
La cárcel de Cancún tiene una población casi al doble de su capacidad, además de carecer de muchos de los requisitos de estos reclusorios, motivo por el que no garantiza los derechos humanos de sus internos.
Las nulas tareas de readaptación social y la existencia de un “autogobierno” de un grupo selecto de reos, que somete y domina a los demás, hacen los brotes de violencia algo recurrente en este lugar.
La solución propuesta era la construcción de un Centro de Readaptación Social (Cereso) en Leona Vicario, pero el recorte al presupuesto federal puso bajo tierra a este proyecto.