Sellan su amor bajo el mar
Por Mario Morales Cruces > Quequi
“Estar en el fondo del mar es como viajar en una regresión que se sumerge a los límites de la existencia humana. Donde sólo cuentas con el oxígeno que te sustenta y la expansión de los sentidos que te hace vibrar a cada instante… Este es el espacio que Alejandro y Alejandra han escogido para llevar a cabo su unión, en el ambiente que se sienten más vivos y expresar su amor tan grande, que ni los vientos ni las aguas lo apagarán jamás.”
Esas fueron parte de las palabras que dedicó Moisés Alfaro, juez del Registro Civil número 1 de Cancún, al momento de casar a Alejandro Lagomarsino y Alejandra Binaghi, una pareja de Uruguay, que contrajo nupcias de forma inusual, en el fondo del mar Caribe.
Los arrecifes de coral y las estatuas del Museo Subacuático fueron los testigos perfectos para una boda submarina, en la que tanto los novios como el juez se vistieron de buzo y donde todos se comunicaron usando lenguaje de señas.
Moisés Alfaro, quien ofició la boda, narró posteriormente que aunque estuvo aprehensivo en un inicio, fue una experiencia muy positiva, que implicó mucho trabajo, no sólo por la sumergida, sino por la logística del ritual y el tener que aprender el lenguaje de señas.
“He visto que en otros matrimonios submarinos se utilizan carteles, pero eso no es orgánico”, explicó en entrevista, momentos después de oficiar una doble boda. “Propuse utilizar señas y eso era justo lo que ellos querían”.
El bello entorno de este matrimonio ya fue nota nacional en Uruguay y, de paso, sirvió para promover aún más a Cancún y al Caribe Mexicano en general.
No es algo común, pues como representante del gobierno, un juez no puede prestarse a cosas muy inusuales, como bodas temáticas.
“Sí he hecho un par de discursos especiales, como en una boda de un luchador, en que todos estaban con máscaras: allí hablé de que tenían la ‘llave’ de su corazón’”, admitió el juez entre risas.