43 años de una proeza
Ciudad de México
Por Agencias Quequi
El 8 de enero de 1975 es quizás la fecha más importante y significativa del deporte de Yucatán, ya que fue entonces cuando el “Maestro” Miguel Canto Solís realizó una memorable hazaña, al conquistar la corona de peso Mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), tras derrotar por decisión mayoritaria (147-145, 149-145 y 147-147) al campeón japonés Shoji Oguma en el “Miyagi Sports Center”, en Sendai, Japón.
Tras muchos años de espera para esta bella entidad, finalmente, el anhelado sueño de tener su primer campeón mundial de boxeo pudo hacerse realidad, aunque a miles de kilómetros de distancia.
El triunfo sobre Oguma fue resultado de una entrega personal muy sobresaliente y llena de sacrificios con un amor total al boxeo. Le ganó a Oguma con su gran talento, sus recursos físicos, su velocidad de piernas y su gran inteligencia.
Canto Solís se consagró esa gran noche de hace 43 años y consumó otra hazaña al realizar 14 defensas consecutivas para ser considerado entre los mejores pugilistas de peso Mosca de la historia, y ser un “inmortal” del Salón de la Fama de Canastota, en Nueva,York.
Defendió con éxito su título 14 veces, una con una victoria por nocaut técnico, y las otras 13, yendo a la larga distancia de 15 asaltos, estableciendo así un récord difícil de romper, en esta era de peleas de campeonato a 12 asaltos.
Miguel Canto certificó su calidad en época de rica rivalidad en la división de los pesos Moscas y terminó con registro de 74 combates, ganó 61, con 9 derrotas, 4 empates, y 15 nocauts.
Nació el 30 de enero de 1948 en la ciudad de Mérida, Yucatán. Como la gran mayoría de los boxeadores mexicanos de aquella época, nada oficial se sabe de su desempeño como aficionado. Invadió el boxeo profesional el 5 de febrero de 1969 perdiendo por nocaut ante Raúl “Conejo” Hernández, en tres capítulos.
Canto Solís fue un boxeador fabricado y producido netamente en Mérida, Yucatán, llamado el «Pequeño gigante de la colonia Industrial».
El “Maestro” Canto entró al boxeo por una necesidad básica del hombre: Alimentación, y fue en 1966 cuando se inscribió en un torneo amateur que se disputaba en el puerto de Progreso; luego ingresó al Club de Amigos.
Al morir su padre debió buscar cómo ayudar a una familia de 8 varones y 5 mujeres.
Algunos recuerdan que entrenaba y vivía con una sola comida cada día y llegó a estar muy cerca del retiro, luego de sus derrotas iniciales (ante Raúl Hernández en febrero 5 de 1969 y Pedro Carrillo el 13 de agosto de 1969).
Quienes lo conocen, saben de su gran caballerosidad y trayectoria dentro y fuera del ring. Con una vida limpia y honrada, sin duda, un gran ejemplo de deportista en su vida activa y en el retiro.
Miguel Canto convirtió el rudo arte de boxear, en un admirable espectáculo deportivo.