El evangelio liberador

Pbro. Carlos César González Cruz.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 1 Juan 4:8.
El evangelio verdadero trae liberación. No solo me refiero a que libera al ser humano de las drogas, del alcoholismo y de cosas como esas, pues eso no es lo único que corrompe al ser humano. El evangelio liberador tiene una dimensión grande en la conversión del ser humano, radicalmente dimensionado en el encuentro con Dios. Dios ocupa el Señorío en la vida y se muestra en todos los espacios públicos donde este esté. Nos hacer ver con los ojos de Jesús ese mundo lastimado, oprimido y sumido en las injusticias.

El Dios de la vida, sigue dando vida en un mundo que muere lentamente a causa del pecado. Conlleva al análisis crítico que nos hace pensar por qué nuestro mundo está como está, y pensar si Dios quiere eso. El pobre es pobre porque quiere o porque ha sido empobrecido. La desigualdad social, ¿Es lo que Dios quiere? ¿Dónde está la dignidad del ser humano? ¿Cómo ve Dios su mundo donde es él es Dios del rico y del pobre?

El evangelio liberador libera de las groserías de un machismo grosero que discrimina, discrimina los sueldos bajos a las mujeres, que las acosa sexualmente, las margina y las maltrata; el evangelio libera del feminismo anarquista que en el reclamo de sus derechos mata y destruye. Libera de la avaricia corrompida, de los abusos que se hacen en nombre de Dios, sí, porque también en nombre de Dios también se mata y destruye.

Dios nos llama a una genuina conversión al evangelio a trabajar para el necesitado, con el necesitado y desde los necesitados, ¿acaso no lo hizo así Dios? ¿A caso no se hizo Humano en Jesús? ¿No se convirtió en humano para estar con los humanos y desde ahí hacernos mirar lo divino? Porque lo divino se hizo humano, pero desde ahí lo humano puede hacerse divino por la conversión al evangelio.

El evangelio liberador transforma, desbarata el corazón petrificado, hace habitar a Dios mismo en el ser humano, es Dios obrando milagrosamente en la persona para otras personas, cuya vidas necesitadas y sedientas ya han clamado justicia, misericordia, un poco de amor. El corazón liberado por el evangelio responde con el mismo amor de Dios, y es ahí, donde Dios y el ser humano convergen místicamente, Dios en el corazón del hombre y este en el corazón de Dios.

Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida.

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