Respaldo total de su familia

Mientras Gustavo Alfonso Góngora Morales, padre de Mauricio Góngora, subía pesadamente los peldaños que lo conducían a abrazar a su hijo, ahora candidato del PRI a la gubernatura de Quintana Roo, le pasaron como un flash las escenas de su vida juntos. Pensó que al lado de su mujer, Elda María Escalante Rosado, habían hecho un buen trabajo: ayudando a crecer a ese niño, educando a un joven como cualquier padre, para sacarlo adelante, en eso pensó, y se repitió: Es un triunfador.
Ayer, a las 12:55 horas, más de cinco mil delegados votaron a mano alzada para designar a su candidato a la gubernatura, evento al que asistió el presidente del Grupo Quequi, José Alberto Gómez Álvarez y su colega Luis Contreras, entre otros cientos de empresarios.
Era un mediodía con calor de desierto sahariano y ánimo de estadio lleno. No faltó nadie. Todos los presidentes municipales del estado, diputados, senadores y miles de militantes con banderas y celulares, todos bajo una enorme carpa en Club Campestre de la Capital del Estado: Chetumal. Los que no alcanzaron carpa, sombrillas en mano, resistieron estoicos los rayos del sol.
Una vez emitida la votación directa, el exalcalde de Solidaridad alzó orgulloso y con sonrisa plena la constancia que lo acredita como candidato del PRI; el papel del triunfo que hizo vibrar a los delegados que empezaron a vitorear el nombre del nuevo líder que llevaba una camisa con la leyenda: Juntos Hacemos Más. El primero en estrechar la mano fue el líder del PRI, Manlio Fabio, y las arengas sepultaron cualquier voz; el ánimo estaba en el aire y en cada saludo de la antesala del evento. Dueño del escenario y todas las miradas, el candidato hizo subir primero a su esposa Cinthya y a sus hijos, para después dejarse apapachar por sus padres, que marcaron acaso el momento más emotivo de la jornada.
Como hombre que sabe entretejer, Manlio tomó el micrófono con todo su poder y jerarquía y selló un compromiso ante todos con una pregunta por demás detallada: ¿protesta cumplir y hacer cumplir los principios, el programa de acción y los estatutos que rigen la vida interna del partido. Desempeñar con patriotismo, lealtad, eficacia, eficiencia y apegado a los principios de la revolución. Sujeto a que el partido se lo reconozca o lo reclame?. Eran las 13:00 horas en punto, cuando Góngora dijo: “Sí protesto”, que detonó los papelitos al aire y cientos de manos encendieron cámaras desde los cuatro costados. Vino la mano en alto con el diputado federal, “Chanito” Toledo para sellar un reencuentro, al igual que con todos los aspirantes. A todos dio lugar Manlio para empezar la campaña sin resquebrajamientos.
DISCURSO DE UNIDAD
Góngora Escalante dio su primer discurso para encender los corazones de quienes buscan su propia resurrección en esta tierra de prodigiosa belleza.
“La unidad en el partido está consolidada”, selló. Y adelantó que hará una campaña de propuestas, “no tengo odios, mucho menos rencores, porque lo mío es unir y conciliar”, trazó desde el inicio para marcar distancia del discurso de la oposición. “Mi bandera es el trabajo, mi prioridad es el bienestar de los quintanarroenses antes que cualquier obsesión personal”, reiteró. El viento trajo un bálsamo para la agobiante jornada y vino un recuerdo emotivo del candidato que nació un Jueves Santo. Rememoró cuando trabajaba en la tienda de abarrotes, después como bell boy y empleado. “Emprendí un negocio con mi esposa en esta tierra de oportunidades donde todo es posible”, dijo y comparó: “El hijo de cualquier familiar puede llegar a tener una casa, puede ser presidente municipal, y con el apoyo de todos: el próximo gobernador.
HOMBRE DE PALABRA
En medio de saludos, manos en alto y guiños de alegría, el político se definió como un hombre de palabra que asume sus compromisos. Casi al final, aseguró que está listo y preparado para impulsar una nueva etapa de crecimiento y desarrollo. “Hagamos un compromiso para ganar con un resultado contundente”. Y cerró: “Tomo la estafeta. Gracias por depositar sus sueños en este proyecto, asumo las esperanzas, los deseos, las necesidades como mías, como propias. Juntos lo vamos a hacer y no les voy a fallar”. (Por Luciano Núñez>Quequi)

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