Muchas mujeres no denuncian la violencia porque ignoran que son víctimas de ella o tienen miedo.

Callan víctimas de acoso laboral

En promedio ocho de cada 10 mujeres que se presentan ante el Instituto Quintanarroense de la Mujer (IQM), debido a que son víctimas de violencia familiar, siguen adelante con sus procesos de divorcio, aprenden un oficio y sacan adelante a sus hijos, señaló Diana Laura Sánchez Carrasco, encargada del área jurídica.

Sin embargo, no todo son buenas noticias, admitió que hay un déficit muy grande en cuanto a las denuncias por acoso sexual laboral, ya que de cada 10 de experiencias, apenas se han atendido tres casos, porque tienen temor de perder sus empleos. “Muchas de estas mujeres terminan separadas de sus parejas, porque el marido cree que ellas andan provocando a sus jefes”, acotó.

“El hostigamiento sexual tiene consecuencias físicas y psicológicas, de esto no tenemos cifras; también podemos hablar del hostigamiento en las calles. Hubo un caso en el Crucero donde había muchos trabajadores y un grupo de mujeres se estaba tomando una foto, de pronto, se acercó alguno de ellos y le dio una fuerte nalgada a la chica que estaba con la cámara fotográfica, ella no supo a quién acusar y quedó ahí, pero eso no debe ser tomado a broma ni es normal”, explicó en entrevista.

De hecho, precisó que estas agresiones no tienen nada que ver con el acceso a la educación, porque hay albañiles muy respetuosos y ejecutivos bastante vulgares. Indicó que aproximadamente se atienden a 50 mujeres al mes que tienen problemas de este tipo, a las cuales se les presta apoyo en materia psicológica, jurídica y con aprendizaje de oficios.

La funcionaria precisó que la violencia tiene sus ciclos y hay situaciones en las que luego de la separación, tienen relaciones con otra pareja y culmina el ciclo. Agregó que hay casos en lo que una mujer se queja de que su esposo no le hace caso emocional y sexualmente, por lo que es una atenuante para iniciar el proceso de divorcio.

“Hay algunas señoras que vienen aquí diciendo que sus maridos no son mujeriegos, no toman drogas o alcohol y tampoco les pegan, pero que nunca las escuchan y ya se sienten parte del mobiliario de la casa. Esto también está considerado como violencia. Incluso, hay hombres que tienen cibersexo con sus amigas y por eso no atienden a sus mujeres”, detalló.

Por Javier Chumacero

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