EL BESTIARIO SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY
¡Grillos en La Habana!
Cuando “templan”, provocan ataques sónicos que neutralizan a los espías de Donald Trump, ¿secreta arma cubana?
Lo que escuchaba el personal de la Embajada de Estados Unidos en el malecón de la capital de Cuba, era el aleteo de un macho Anurogryllus Celerinictus, el grillo de cola corta de las indias, una especie de la familia Gryllidae, en el momento de hacer el amor. Fue descrito en 1973 por Thomas J. Walker. En enero de 2019, el ruido de su canción fue propuesto como la causa del “Síndrome de La Habana”. Unas dos decenas de diplomáticos estadounidenses -agentes secretos de inteligencia- reportaron haber sufrido mareos, ansiedad y confusión mental, que según investigadores de la Universidad de Pensilvania son síntomas similares a los de una conmoción cerebral. “No hace falta que estén chingando -cogiendo- los grillos para que estén confundidos mentalmente con los cubanos… No me extrañaría que se tomaran alguna botella de ‘chipetrén’ o ‘azuquín, rones inventados ante las escasez del ‘Periodo Especial’ que siguió a la desaparición de la Unión Soviética…”, nos comentaban varios “jodedores” de la Habana Centro cuando fuimos a visitar a nuestro amigo Néstor Milí, director de la revista de música cubana, “Tropicana Internacional”, donde colaboré en los tiempos en los que el escritor Leonardo Padura insertaba artículos sobre los nuevos grupos que revolucionaban la calle San Francisco y otras aledañas que sirvieron de escenario popular a “Los Zafiro” en las décadas centrales del pasado siglo XX. Era y es “Territorio Abakuá”. Abakuá o Ñañiguismo, es el nombre por el que se conoce popularmente en el Caimán Verde a una sociedad secreta masculina, la única de su tipo existente en el continente americano. Ñáñigo es el nombre que reciben sus miembros.
Entre finales de 2016 y principios de 2018, espías de la embajada de Estados Unidos en La Habana, Cuba, relataron sufrir misteriosos síntomas (pérdida de visión, mareos, deterioro cognitivo…). Muchos dijeron que los problemas aparecieron tras oír un intenso y persistente sonido. Aunque aquel ruido resultó ser cosa de grillos en celo y un informe de expertos cubanos habló de un “trastorno psicogénico colectivo”, la historia, más que rocambolesca, propia de un teatro bufo o de un programa radiofónico de “Tres Patines”… no ha terminado. Los bufos cubanos solían ser piezas breves que no excedían los dos actos y que alternaban partes habladas con pasajes musicales de corte ligero y amable. El argumento, burlesco y muchas veces sin pies ni cabeza, ridiculizaba mitos y grandes temas. Se desarrollaron en Cuba durante el siglo XIX y constituyen un capítulo muy personal de la vertiente costumbrista de la cultura cubana. Hay noticia del debut de los “Bufos Habaneros” en el teatro Villanueva, el 31 de mayo de 1868. El éxito popular de la fórmula propició que en poco tiempo surgiesen siete conjuntos más, convirtiéndose en una alternativa a los espectáculos predominantes en aquel momento: la ópera italiana, la zarzuela y el drama español, propios del contexto de aquella sociedad colonial. Alejo Carpentier, ya en 1945, recogió el dato de la politización del teatro bufo cubano en la segunda mitad del siglo XIX, y en especial durante la Guerra de los 10 años; las críticas y burlas contra la autoridad colonial española provocaron que los bufos fueran prohibidos en la isla por varios años. Leopoldo Augusto Fernández Salgado (Jagüey Grande, 26 de diciembre de 1904 – Miami, 11 de noviembre de 1985) también conocido por su personaje ficticio José Candelario “Tres Patines”, fue un humorista cubano, creador e intérprete del personaje José Candelario, “Tres Patines”, del programa radial y televisivo “La tremenda corte”, que aún en la actualidad se difunde.
Ahora, una prestigiosa revista médica estadounidense, “Jama”, publica un estudio que muestra diferencias en el cerebro de los afectados por lo que Washington llamó “ataques sónicos”. Pero varios expertos son muy críticos con la investigación. Tras retirar al personal no esencial y a sus familias de la embajada, a finales de 2017, el gobierno del republicano Donald Trump envió a los supuestos afectados a revisión médica a la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pensilvania. La lista de síntomas de este extraño síndrome era larga: pérdida de audición, mareos, acúfenos, dificultad para mantener el equilibrio, problemas de visión y para conciliar el sueño, jaquecas o deterioro cognitivo. Entonces los especialistas mantuvieron que “estas personas parecían tener un trauma prolongado en una variedad de redes cerebrales sin un historial asociado de traumatismo craneoencefálico”, es decir, una conmoción cerebral, pero sin golpe en la cabeza. Funcionarios de Cuba que investigan las denuncias de Estados Unidos de ataques contra sus diplomáticos en La Habana dijeron que la teoría de un arma acústica es “ciencia ficción” y criticaron a Washington por “calumniar” a la isla y negarse a cooperar plenamente con su investigación. El presidente norteamericano Donald Trump, dijo que cree que La Habana es responsable de las lesiones que sufrieron 24 de sus diplomáticos. Washington expulsó a 15 funcionarios cubanos y redujo su personal en la isla. Aunque el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, criticó las expulsiones por considerarlas “injustificadas” y acusó a Estados Unidos de no prestar una cooperación suficiente, tres funcionarios del Ministerio del Interior de Cuba y un médico que lidera la investigación dieron más detalles en una entrevista en La Habana. “Cuba destinó a unos dos mil expertos, desde criminólogos a audiólogos y matemáticos, para que investigaran los incidentes luego de que se enteró de ellos”, aseguraron los funcionarios. No se han descubierto evidencias que corroboren las acusaciones de los ataques, que Estados Unidos sostiene que han provocado pérdida de la audición, mareos, fatiga y problemas cognitivos a su personal diplomático en la isla caribeña. “Nuestra principal preocupación en este momento son las acusaciones que nos está haciendo el Gobierno de los Estados Unidos y en eso estamos centrados, porque es una calumnia”, dijo el coronel Ramiro Ramírez, responsable de la seguridad de los diplomáticos en Cuba.
Esta columna la hemos titulado ¡Grillos en la Habana! Después de vivir más de una década en la capital cubana, muy cerca de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, hoy Embajada, merced al histórico acuerdo suscrito entre el anterior presidente demócrata Barack Obama y el ex presidente cubano Raúl Castro. He querido referirme a un entrañable film de dibujos animados, donde hay muchos elementos evocadores de lo que está ocurriendo con el “Síndrome de la Embajada de Estados Unidos en La Habana”. Más que ciencia ficción creo que estamos ante una campaña conspirativa, con elementos “trumpista” de “fakenews”, justificativos de una marcha atrás de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba y permanencia de un bloqueo económico repudiado por todos los países que integran la ONU, salvo Israel y los propios “Estados Desunidos” de la América de Donald Trump.
“¡Vampiros en La Habana!” es el segundo largometraje animado de Juan Padrón (creador de Elpidio Valdés). Fue coproducida en 1985, por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Radio Televisión Española y Durniock Producciones. La película trata de una conspiración por parte de las dos bandas organizadas de vampiros (“Capa Nostra” en Estados Unidos y “Grupo Vampiro” en Europa) por apoderarse de una fórmula que les permite resistir el sol. La introducción cuenta que en 1870 los vampiros formaron dos grupos principales: el primero es lo de los vampiros inmigrantes que se reúnen en Chicago bajo el nombre “Capa Nostra”, cuyo presidente es Johnny Terrori; el segundo, en Europa, con sede en Düsseldorf, se reúne bajo el nombre “Grupo Vampiro”, y eligen como presidente al legendario conde Drácula. Uno de los hijos de este, el científico Werner Amadeus Von Drácula, trabaja en hacer una fórmula que permita a los vampiros resistir la luz solar, al encontrar lo que pareciera ser la solución, su padre se ofrece a probarla él mismo, pero la fórmula no funciona y Drácula muere.
Ridiculizado, Von Drácula se ve en la obligación de irse y llega a Cuba con su sobrino Joseph Amadeus Von Drácula, donde sigue trabajando en su fórmula. Tras experimentar con su sobrino, Von Drácula consigue, en 1933, una fórmula que funciona, y decide compartirla con el Grupo Vampiro para que éstos la distribuyan gratuitamente. Sin embargo al enterarse de la fórmula, los europeos deciden apoderarse de ella para comercializarla con el nombre de “Vampisol”. Johnny Terrori, por su parte, se entera de esto y decide destruir la fórmula para poder seguir manteniendo el monopolio de playas artificiales para vampiros y viaja a Cuba con ese fin. Al mismo tiempo, en Cuba, Joseph o “Pepito”, en conjunto con amigos suyos, luchaba contra Gerardo Machado. Werner Amadeus es asesinado por los gánsteres de Terrori, “Pepito” logra escapar llevando consigo la fórmula, y las dos bandas de vampiros lo persiguen, además de la policía que le perseguía por la oposición a Machado. Al final Terrori comprueba que una bala, no una bala de plata, ha dañado a “Pepito”, y concluye, por lo tanto, que la fórmula hace que los vampiros dejen de ser tales. Dada la situación, Terrori se prepara para irse de vuelta a Chicago, pero Al Tapone aparece frente a él para cobrarle por un asunto de negocios.
Como no puede pagarle, los hombres de Tapone clavan una estaca en Terrori, mientras los europeos, en posesión de la fórmula, le proponen a éste hacer negocios con la misma. Tapone acepta, pero “Pepito”, que se sabe la fórmula de memoria, aprovecha la transmisión radial que se está efectuando en ese momento para transmitirla a todos los vampiros del mundo, invalidando entonces cualquier intento de negociar con ella. Los europeos, arruinados, se lamentan, mientras Tapone se va. En la última escena “Pepito” está dando un recital de trompeta mientras su esposa Lola y su hijo vampiro lo miran. La escena termina con un narrador diciendo que ahora todos los vampiros pueden disfrutar del sol gracias a “Pepito”.
“Nuestra cultura viene determinada por cuatro manzanas”, como recalca el escritor español Manuel Vicent, en una columna titulada “La frutería”. La primera fue la que pendía del árbol de la ciencia en el paraíso terrenal y marcó el momento de la evolución en que simbólicamente al morderla el cerebro humano se invistió de uso de razón y de libre albedrío. La serpiente ofreció ese fruto prohibido a Eva como un desafío a los dioses, que aún persiste y se transmite con los genes en forma de pecado original. La segunda manzana fue la que, según la tradición, la cayó a Newton en la cabeza y le impulsó a desarrollar la ley de la gravedad, llave de la física moderna que ha permitido conocer las fuerzas que rigen el universo. Gracias a ella las sondas espaciales están abriendo el camino para poder un día abandonar la Tierra y repoblar otros planetas. La tercera manzana preside hoy la empresa más exitosa de nuestro siglo. Apple muestra con orgullo su logo universalmente conocido, una manzana con un pequeño mordisco cuyo significado alude al nuevo conocimiento informático que abre en el cerebro humano un campo ilimitado de liberación y dominio. La promesa de la serpiente del paraíso, seréis como dioses, está a punto de cumplirse. La manipulación genética y la llegada de la inteligencia artificial nos auguran una próxima inmortalidad, que podría ser un castigo muy superior al del infierno. Pero antes de que los engendros de laboratorio y los robots se apoderen de la Tierra, está a nuestro alcance, como salvación, la cuarta manzana. No es la de Eva, ni la de Newton ni la de Steve Jobs sino la que se halla en cualquier frutería del barrio, una manzana del tiempo madura y perfumada. Esa manzana natural puede llevarnos a la conquista de la verdadera sabiduría, que es la inteligencia de los sentidos. Bastará con aspirar profundamente su aroma para ver abiertas de nuevo las puertas del paraíso de la niñez donde te sentías feliz e inmortal. En La Habana, a finales del pasado siglo, era un día de júbilo la llegada de rojas manzanas, en cajas blancas de cartón a los lugares de venta en divisas (CUC, pesos convertibles, o USD). Costaban 0.35 USD. Desaparecían del mercado en apenas unas horas. No sabíamos cuando volverían a ponerse a la venta. Lo que más me llamaba la atención es que procedían de la capital del país que bloqueaba a Cuba, Washington.
Manzanas de Washington. Por generaciones, las familias de los Estados Unidos y de todo el mundo pudieron señalar al estado de Washington como la fuente de manzanas de excelente calidad del mundo. No es de extrañar por qué. Washington cultiva más manzanas que cualquier otro estado de Norteamérica. Con su suelo rico en nutrientes, su clima árido, abundante agua y prácticas de cultivo de avanzada, los exuberantes huertos de manzanas de Washington han sido atendidos con amor por muchas generaciones de granjas familiares. De esta manera se producen las frutas de alta calidad que continúan con su legado de ser valoradas por todo el mundo. En la Cuba socialista que celebró ayer viernes el Asalto al Cuartel Moncada, en Santiago, parte de una acción armada realizada el 26 de julio de 1953 con el fin de derrocar al dictador Fulgencio Batista, realizada por un grupo de hombres y mujeres de la juventud del Partido Ortodoxo al mando del entonces abogado Fidel Castro, hay quien mitificaba las manzanas rojas norteamericanas hasta el punto de afirmar que su jugo “abrió los caminos” hacia una normalización en las relaciones diplomáticas entre los dos vecino, respaldada por los expresidentes estadounidense y cubano, Barack Obama y Raúl Castro. Estas reflexiones sincréticas entre el marxismo leninismo y la espiritualidad yoruba no han pasado desapercibidas para Donald Trump, quien no quiere manzanas de la capital de Estados Unidos en La Habana, incluida su Embajada. La ausencia de la manzana silvestre (crabapple) pudiera ser motivo del “Síndrome de la Habana”. Los machos alfa de los grillos Anurogryllus Celerinictus de El Vedado son adictos a las esencias de crabapple, hoy en falta. Es un remedio natural para su priapismo congénito. Esta es una condición en la que el pene sigue erecto durante horas en ausencia de estimulación o después de que la estimulación ha terminado. En los aledaños de la Embajada de Estados Unidos y la Tribuna Antiimperialista, junto al Malecón habanero se ha desatado la “templadera”.“Nuestra cultura viene determinada por cuatro manzanas”.
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